
Da igual que sea un pequeño aula de instituto, un gigantesco
acelerador de hadrones o un parque público, un laboratorio es un
laboratorio: hay unas claras reglas de trabajo, unas pautas a seguir,
unos procedimientos fundamentales y por encima de todo un único
método. El Método Científico.
Las clases teóricas están muy bien; es más, son apasionantes, los
fundamentos teóricos y la disciplina que generan proporcionan el
bagaje fundamentales para plantearse las preguntas del modo
científico: ¿Que és lo que sucede? ¿Por qué sucede? ¿Cómo?

Es por ese motivo que el curso pasado y los anteriores, y este que se
acaba de comenzar continuámos con las misma obsesión por las
prácticas en el laboratorio.

Es esa práctica la que luego permite a nuestros alumnos acudir a una Semana de la Ciencia y entender los razonamientos que tienen delante
de él. Es lo que les permite acudir al CIEMAT a leer las lecturas delas pruebas del CERN o al Centro de Biología Molecular y manejar el mismo vocabulario que las
científicas y los científicos ahí presentes.
Es el lenguaje internacional del método científico: el de la
indagación, la especulación, el cribado, la verificación, el
rigor. El lenguaje de las verdaderas científicas y de los verdaderos
científicos.