Poéticamente hablando, el Nobel de Física de este año hace justicia con su propia temática y compensa algo sus propios Agujeros Negros: el de la inexistencia de un Nobel de Matemáticas (aunque tengamos la medalla Fields y el premio Abel) y el de los casos de científicas injustamente ignoradas por este premio, algunos tan sonrojantes como los de Vera Rubin, Jocelyn Bell Burnell, Chieng Siung-Wu o el de la gran Lise Meitner.
El agujero negro de la inexistencia del Nobel de Matemáticas se compensa con la entrega a Roger Penrose, el matemático que probó matemáticamente la existencia de Agujeros Negros y el del infrarreconocimiento -cuando no desprecio- a las Físicas con el premio a Andrea Ghez, compartido con Reinhard Genzel por el descubrimiento del agujero negro supermasivo "Sagitario A" en el centro de nuestra galaxia.
De todo ello hablamos con nuestro alumnado aficionado a la astrofísica (3º de Sección Bilingüe muestra una especial pasión) y convertimos el evento en una celebración de algo imprescindible: la apertura de la Física, y de la Ciencia en general, a todos y todas, sin distinciones de género, raza, religión, orientación sexual, o cualquier otro tipo de indentidad.
Porque la Ciencia es para tod@s, y la apertura mental imprescindible para progresar en ella.